El pasado 25 de mayo George Floyd, ciudadano afroestadounidense, fue asesinado a manos de un policía blanco en Estados Unidos. Tras este crimen, el mundo entero repudió lo ocurrido y compartió el hecho por redes sociales. Aunque muchas veces la realidad chilena pasa desapercibida, no se queda atrás cuando se trata de violencia racial, incluso con sus propios pueblos originarios.
El 4 de junio el comunero mapuche Alberto Treuquil fue baleado por un grupo de desconocidos. Días antes denunció persecución y hostigamiento por parte de fuerzas especiales de Carabineros, quienes -según su relato en radio Universidad de Chile- lo trataron de «indio» y lo amenazaron de muerte. Además, en la oportunidad comentó que su mujer perdió un embarazo luego de un ataque con lacrimógenas.
Ayelet Fuentes tiene ascendencia Mapuche y ha sentido de cerca la discriminación: «Cuando era pequeña me molestaban mucho por tener sangre indígena y familia mapuche, era como una especie de desprecio hacia mi y las típicas burlas de que una es fea, porque era india, como si fuera un insulto tener rasgos indígenas», comentó.
La criminalización del pueblo Mapuche con la aplicación de la Ley Antiterrorista y la cobertura de los medios de comunicación tradicionales, también afecta y crea el prejuicio de ser una comunidad violenta: «Me molestaban cuando decía que era mapuche y que fuera a quemar camiones, porque lamentablemente somos delincuentes para la cultura», agregó.
La discriminación por rasgos y color de piel no solo se da hacía extranjeros en Chile. Para Jhordan Reyes, estudiante perteneciente a la comunidad Ayllu, muchos chilenos ven la piel morena ajena a ellos: «Te confunden con otra nacionalidad, como si los pueblos andinos no existieran en Chile y ellos fueran los de piel blanca. Por alzar nuestra bandera wiphala, por los colores nos discriminan, nos ven diferentes», recalcó.
«Se está dando el racismo a nivel global. La gente aquí en Chile ve lo que sucede afuera y no se preocupa de lo que sucede en su país», concluyó.