Durante casi tres meses Chile ha tenido que lidiar con la llegada y aumento de casos de Covid-19, virus que mantiene a millones de personas confinadas, entre ellas, mujeres que pueden estar sufriendo de manera silenciosa la violencia física, psicológica y económica por parte de sus parejas.
La cuarentena tiene como finalidad aplanar la curva de contagios por Coronavirus. El propósito es reducir lo más posible la salida de las personas y evitar aglomeraciones. Es bajo este contexto que aumenta la preocupación por aquellas mujeres víctimas de violencia.
Salud sexual
La corporación Miles Chile realizó una encuesta sobre acceso a la salud sexual y reproductiva durante la pandemia. El 30% de las encuestadas notó un incremento en el precio de los anticonceptivos, mientras que 4 de cada 10 chilenas han visto dificultado su acceso a salud sexual y reproductiva. El 34% de ellas no ha podido acceder a métodos anticonceptivos en centros de salud público, situación preocupante ante la incertidumbre de los meses que vienen.
Ayuda
Según cifras del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, las llamadas de emergencia al fono 1455 han aumentado un 70% desde que comenzó la crisis sanitaria en marzo. A raíz de esto se han habilitado chats y líneas de ayuda con la finalidad de orientar a las mujeres que se puedan encontrar en situaciones de riesgo. Otra de estas medidas es el plan “Mascarilla 19”, que consiste en dirigirse a una farmacia y mencionar esta “clave” al vendedor en el momento de comprar. De esta forma entenderá que la supuesta clienta, es en realidad una víctima de violencia intrafamiliar pidiendo ayuda.
“En esta época de confinamiento, las mujeres han sufrido muchos tipos de violencia. El machismo está arraigado en el núcleo familiar y los roles de género se han intensificado con el encierro. En los hogares aún está instaurado que las labores domésticas y el cuidado de las hijas e hijos son netamente un quehacer de la mujer y no del hombre”, señala la Rebelión del Cuerpo Antofagasta.
Críticas
La organización duda de una real capacidad del Estado para hacerse cargo del seguimiento de las denuncias realizadas por whatsApp, llamadas y chats (sernameg.gob.cl). ¿Tendrán efectividad realmente? ¿Qué pasa con las mujeres una vez que realizan la denuncia?: “Otra falencia es el escaso número de centros de acogida donde ellas puedan estar en caso de necesitar salir de sus hogares. La mayoría de las veces las mujeres se mantienen con sus agresores, porque dependen económicamente de ellos y tienen hijas e hijos en común. Al brindarles un espacio real de protección, el escenario cambia”, indican.
Según el equipo de activistas, esto ha provocado que muchas mujeres que están con trabajo remoto, tengan una sobrecarga de labores de la casa y no puedan dar cumplimiento a sus obligaciones laborales en su totalidad. “Hay un malestar generalizado por la falta de corresponsabilidad en el hogar. A esta situación se le suma el hecho gravísimo de que hay mujeres que actualmente están confinadas con sus maltratadores”, advierten. La preocupación se extiende además a mujeres que no tienen la posibilidad de acceder a internet o incluso a celulares, lo que las deja aún más incomunicadas con su entorno.
La red Docente Feminista Antofagasta (REDOFEM) también entiende esta situación de fragilidad en la seguridad de las mujeres denunciantes: “Es precario e irrisorio cómo este gobierno ayuda a las mujeres que se encuentran en situaciones difíciles de extrema violencia. Esto demuestra que no tienen ningún interés en la protección y el resguardo de mujeres violentadas, no tienen verdaderas propuestas para la protección de ellas mismas. Y no olvidar que los castigos con respecto a la violencia de género son débiles, precarios e invisibles para los victimarios”, afirman.