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Columna | Cuarentena y déficit habitacional: Una fórmula incompatible

Por Macarena Montero
Coordinadora regional de Fundación Urbanismo Social, Antofagasta.

Los 811 casos confirmados de Covid19 levantaron la alerta. Esta semana, el radio urbano de Antofagasta y Mejillones comenzaron una inédita cuarentena que obliga a permanecer en sus hogares a las familias de ambas ciudades. Sin embargo, para quienes habitan viviendas deterioradas o irrecuperables, la cuarentena domiciliaria se termina transformando en una forma de ampliar las brechas de desigualdad en la región.

En el mes de abril celebramos la entrega de 81 nuevas viviendas de interés social en el conjunto habitacional Brisas del Norte en la región de Antofagasta. Un hito que hoy más que nunca cobra sentido. De forma inédita, el radio urbano de Antofagasta y Mejillones comenzó una semana de confinamiento que obligará a las comunidades a mantenerse en sus hogares. Una medida incompatible con quienes habitan casas deterioradas, hogares hacinados, viviendas irrecuperables o asentamientos irregulares. Dado el aumento de los casos en la región, que se acercan a los 1.000, la cuarentena tiene mucho sentido, sin embargo, a su vez revela una problemática urbana que se ha ido agudizando en los últimos años, en especial en las grandes ciudades: la crisis de acceso a la vivienda.

El Catastro Nacional de Campamentos realizado entre 2018 y 2019 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) es categórico: una de las regiones con mayor aumento en la cantidad de campamentos y de hogares en esta condición es Antofagasta, que pasó de 28 a 79 asentamientos irregulares entre los años 2011 y 2019, los cuales equivalen a 7.641 hogares.

La comuna con mayor número de campamentos y hogares de la región es Antofagasta, con 63 campamentos y 5.581 hogares. Por otro lado, según datos de la encuesta CASEN del Ministerio de Desarrollo Social (2017), Chile registra un déficit habitacional cuantitativo de 497.615 viviendas, cifra que representa el 6,3% del total de hogares del país y que contabiliza el número de viviendas requeridas para reemplazar las viviendas irrecuperables y dar alojamiento a los actuales hogares en situación de hacinamiento y allegamiento. En la región de Antofagasta el fenómeno de allegamiento (hogares y núcleos hacinados) es predominante a nivel nacional y alcanza el 77.5% de requerimiento de nuevas viviendas.

Ante este escenario, a las ya difíciles condiciones a las que nos hemos visto afectados todos y todas en las últimas semanas, a la incertidumbre económica, a la angustia mental, es de esperar que para quienes habitan en campamentos, como allegados o en condiciones de hacinamiento, la cuarentena domiciliaria sea una opción incompatible con su realidad.

La falta de acceso a viviendas y los problemas sociales que se están acentuando a raíz de los efectos sanitarios, económicos y emocionales que derivan del covid19, demandan soluciones urgentes. Desde Urbanismo Social sabemos que la vivienda es sólo el principio y este derecho debe ser acompañado de procesos comunitarios que incentivan la buena convivencia vecinal para la construcción de vínculos de confianza y colaboración que hagan sostenibles estos proyectos. Inspiran los ejemplos de vecinos y vecinas que se preocupan por garantizar condiciones de aseo y limpieza en sus conjuntos habitacionales; comunidades que se organizan para el cuidado de niños o personas mayores; juntas vecinales que coordinan compras colectivas; o empresas que ayudan a las comunidades donde están insertas territorialmente. Por lo mismo, es urgente invertir más recursos y tiempo en el acceso a viviendas dignas que vayan de la mano de procesos sociales para fortalecer estas relaciones vecinales.

En el marco del preocupante déficit habitacional que vivimos como región, hacer de la cuarentena total el único antídoto para prevenir los contagios del covid19 es poco materializable para un importante porcentaje de la población e insensible respecto a sus condiciones de vida. Ante ello, aplaudimos las medidas que ha tomando el Ministerio de Vivienda y Urbanismo de acelerar la entrega de viviendas de interés social en la zona, pero también urge buscar estrategias alternativas a la cuarentena domiciliaria para enfrentar esta pandemia. Por otro lado, también nos obliga a tomar medidas para abordar –de cara al proceso constituyente- el (hasta ahora) no reconocido derecho a la vivienda digna, una de las problemáticas estructurales de nuestra sociedad que el virus visibilizó como nunca.